OCEANÍA - AUSTRALIA
Encuentro con Namargón: En una de las paredes de la zona rocosa de Burrunguy, en plena galería de arte rupestre del Parque Nacional de Kakadu, se puede encontrar la representación de Namargón, el Hombre Luz de la mitología aborigen australiana. Encerrado en su propio círculo de luz, el espíritu anda de aquí para allá rasgando las nubes de la estación húmeda que impiden el paso de la claridad hacia la superficie de la Tierra. Pocas veces uno puede encontrarse tan de cara con la fantasía de la quietud en movimiento.
Tomar en brazos a un Koala: No es difícil encontrar, sobre todo en las zonas del este de Australia, en algún zoo, granja o reserva de animales, a esos tipos tan tranquilos, graciosos, inofensivos y dotados de un mecanismo natural que hace que a todo aquel humano que los ve o los toma en brazos se le despierte el más puro sentimiento de ternura, así son los koalas. Quizá sea esta pachorra tan entrañable su mejor arma porque así es absolutamente imposible que alguien pueda hacer daño a estos animales. Quien pruebe a tocar a un koala comprobará que éste, efectivamente, es de peluche.
La mirada de un aborigen: Aunque, por diferentes razones, es imposible ver aborígenes australianos en su ambiente natural, sí, sin embargo, en algunos pueblos y ciudades, se les puede observar, aunque desarrapados y en muchos casos ebrios. Frente a una de esas cabezas achatada por los polos, bajo un cabello oscuro y enmarañado, apenas se descubren un par de ojos tan negros como la piel que los rodea. Dos puntos desde donde fluye una corriente de hollín que se para justo en donde se detiene la mirada que les mira.
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