AMÉRICA DEL SUR - ECUADOR E ISLAS GALÁPAGOS
Uno de los trenes, si es que puede llamarse así, más divertidos y originales del mundo, es el que une Ibarra, la llamada “Ciudad Blanca” con San Lorenzo, en un recorrido de 200 km y con un desnivel de unos 2500 m.
Los vagones (sólo hay dos) más se parecen a un autobús, de ahí el nombre que le dan autoferro. Dejando a parte la belleza del itinerario -vistas de los Andes, selvas, profundos barrancos...-, lo más divertido es que se puede viajar en el techo del vagón. Uno de los imperativos para viajar así es no temer a los murciélagos, ya que al pasar los túneles pasan rozando nuestras caras. Otra cosa a tener en cuenta es que constantemente hay que estar alerta pues las ramas o las bocas de los túneles nos obligan a agacharnos, aunque por suerte el tren marcha muy lento.
La paciencia es imprescindible pues la puntualidad es palabra desconocida y de tanto en tanto alguno de los vehículos se sale de los raíles y volverlo a colocar lleva un cierto tiempo.
Algunas aldeas de la Sierra son famosas por sus mercados semanales. A los viajeros nos recomiendan el de Otavalo, pero lo malo es que es demasiado turístico. Si deseamos vivir un verdadero mercado -aunque con mucho menos colorido que el otavaleño- debemos dirigirnos a Pujilí, Zumbahua o Saquisilí, donde se celebran las mejores de esas ferias tan llenas de autenticidad. Debo advertir que lo que allí se vende es difícil que interese al viajero (llamas, alpacas, cerdos, caballos, ponchos...) pero el exotismo está asegurado.
A los pies del volcán Cotopaxi, que con sus 5897 m. es el volcán activo más alto del planeta, se encuentra la Hacienda Yanahurco, la mayor de los Andes ecuatorianos. Desde hace unos pocos años los dueños de la hacienda han empezado a organizar programas de ecoturismo que consisten en recorridos por el páramo y las montañas. Esas excursiones, de uno o dos días, sólo pueden realizarse a caballo ya que no hay caminos. Una de las ventajas del caballo es el poder acceder a la naturaleza más salvaje de esta zona andina, siendo fácil contemplar a ciervos, tapires de montaña y en especial nos acerca a uno de los más importantes puntos de observación de cóndores que existe en el mundo.
El paisaje es a su vez impresionante, con vistas sobre los nevados Cotopaxi y Antisana, profundas quebradas y imponentes saltos de agua. La convivencia con los chagras (vaqueros) es otra de las experiencias inolvidables.
|