LEJANO ORIENTE - CHINA
La provincia de Yunnan apenas tiene monumentos destacables, su geografía es agreste, el transporte es difícil y lento y la estructura hotelera es espartana. Pero el tesoro que esconde es extraordinario y bien merece un viaje. Repartidos entre selvas y montañas perviven 23 minorías étnicas distintas, cada una de ellas mantiene su lengua, manera de vestir y tradiciones.
Lijiang, Dali y Jinghong. Lijiang es un pueblo de belleza serena, situado a los pies de las cordilleras tibetanas y que ha merecido el honor de ingresar en el Patrimonio Mundial de UNESCO.
Aquí es donde habita la minoría Naxi, la cual mantiene una estructura social matriarcal. La población de Dali está situada a orillas del lago Erhai, es el principal centro de la etnia Bai. Ese grupo social pervive gracias a la pesca, la cual sigue practicando con antiguas artes, incluida la que usa cormoranes.
Jinghong es la capital de la prefectura Xishuangbanna, está situada a orillas del río Lancang (Mekong). Los Dai son los habitantes de la región, divididos en varios subgrupos. Una de las curiosidades de la etnia son los gorros que utilizan las mujeres.
En China existen cinco montañas sagradas, cada una de ellas es lugar de culto y peregrinaje para budistas y taoístas. Resulta curioso, pero la oferta turista olvida esas montañas, quizás porque son de difícil acceso y obligan al visitante un enorme esfuerzo físico. Una experiencia única es unirse a los grupos chinos que acuden en masa a esos lugares y con paciencia ir ascendiendo los miles de escalones tallados en la roca de las montañas.
Cada monte representa uno de los cuatro puntos cardinales (el punto central es el quinto punto). Están emplazadas en paisajes excepcionalmente bellos. Gran cantidad de templos se dispersan sobre las laderas y por doquier encontramos simbolismos religiosos y filosóficos. Las cinco montañas son: Taishan, representa el este; Huashan es el oeste; Hengshan (prov. Shanxi) es el punto norte; Hengshan (prov. Hunan) como el punto cardinal sur y Zhongshan el centro.
En Lhasa, la capital del Tíbet, se encuentran algunos de los más impresionantes edificios religiosos que ha construido el budismo lamaísta. Esos lugares suelen estar siempre llenos de peregrinos y turistas. Para contemplarlos desde un emplazamiento solitario existe una posibilidad que requiere un poco de esfuerzo. Se trata de subir hasta la colina de la Medicina (fácilmente reconocible por una gran antena que hay en su cumbre). Las ascensión es corta pero dura, ya que la falta de oxigeno hace sufrir al caminante (estamos casi a 4000 m. de altura). En la subida pasaremos entre los restos de la antigua academia de medicina (de aquí el nombre de la colina), la cual quedó destruida durante la Revolución Cultural. Una vez llegados a lo más alto gozaremos de la mejor vista del palacio Potala y del resto de ciudad. De hecho, desde aquí es de donde mejores fotos se han sacado del gran palacio. Por su orientación el mejor momento de encaramarse a la cumbre es al atardecer.
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